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El engagement, el protagonista de la empresa del futuro

Marc Altimiras

Regional Vice President South Europe at Cornerstone OnDemand

La palabra engagement es un anglicismo que se traduce en “compromiso” o “implicación”, traducción que resulta insuficiente para expresar el vínculo emocional del empleado para con la organización y sus objetivos, una relación más estrecha que el simple compromiso con las tareas. Cada día más en uso en el lenguaje de las relaciones laborales y la cultura organizativa, el engagement destaca como uno de los pilares de la estrategia empresarial.

La práctica actual está demostrando que una plantilla comprometida no es tanto una ventaja opcional sino un componente crucial para la supervivencia de la empresa. Más compromiso significa más motivación lo cual se traduce en más dedicación, más calidad de producto o servicio y más satisfacción por parte del cliente. Esto conlleva un aumento de ventas, aportando beneficios a la organización y su correspondiente consolidación en el mercado. Así, las iniciativas organizativas dirigidas a aumentar el engagement de los empleados deben tomar una posición prioritaria en la planificación estratégica y, en este sentido, los departamentos de Recursos Humanos deberán adoptar un rol central.

El primer paso será diseñar una estrategia de negocio que incluya previsiones para aumentar y consolidar el engagement en la fuerza de trabajo. A continuación se describen algunos de los componentes que facilitarán el progreso hacia una plantilla verdaderamente comprometida y motivada.

En primer lugar, es necesario prestar atención a la comunicación interna. Fomentar las buenas prácticas en este ámbito contribuirá a establecer una relación sincera de beneficio mutuo y armonizar las acciones de cada empleado con los objetivos generales de negocio, así como ayudar a aprovechar el potencial de los empleados de la manera más eficiente para los objetivos organizativos y la satisfacción de las personas en plantilla.

También será esencial que la dirección invierta en el desarrollo profesional de los empleados y dedique los recursos suficientes para merecer y mantener su compromiso. Fomentar su trayectoria profesional revertirá en beneficio también para la organización, ya que contará con personal mejor formado y más dedicado a ofrecer todo su potencial.

Uno de los componentes clave del engagement es la satisfacción en el trabajo. Para conseguirla, la dirección deberá ser sensible hacia las circunstancias personales de los empleados, procurando un buen equilibrio entre el trabajo de ellos y su vida privada, buenas condiciones laborales y la flexibilidad necesaria para acomodar las necesidades de su plantilla. Esto motivará a las personas a corresponder con dedicación, diligencia y entusiasmo.

Para fomentar el engagement de los empleados es también importante dar feedback de manera frecuente, ya que el diálogo abierto y constante sobre desempeño y expectativas ayuda a la organización a revisar la actuación de su personal respecto a los objetivos. A su vez, los empleados se sentirán inspirados a mejorar a través de la información constructiva. Además, el proceso de dar y recibir feedback no debe ser unidireccional: es esencial consultar a los empleados respecto a las circunstancias que les afectan. Así servirá como un efectivo sistema de detección de potenciales problemas y contribuirá a crear un buen ambiente de trabajo entre empleados satisfechos y empoderados para expresar sus ideas y preocupaciones.

Otra de las claves para asegurar el engagement radica en los valores compartidos: cuando el empleado se siente representado por la posición de la empresa en materias que considera importantes (como temas económicos, sociales o medioambientales) es más proclive a aportar su mejor trabajo a la empresa, ya que en parte se identifica con ella y la percibe como algo propio.

Además, será necesario implementar un sistema de reconocimiento y recompensa para motivar a los empleados a optimizar el desempeño de sus tareas. Reconocer el buen trabajo y recompensar los resultados les hará sentirse apreciados y valiosos dentro de la organización, además de asegurar que se esforzarán por mejorarlos y así obtener el “premio” correspondiente.

Por último, es necesario establecer un plan de evaluación y medición de los resultados. De poco serviría trazar un plan estratégico y luego no revisar sus efectos para perfeccionarlo, por lo que su implementación deberá respaldarse con cuidadosos procesos de medición de resultados, cuya evaluación decidirá el curso futuro del plan de acción.

En conclusión, el engagement ya surgió en los últimos años como una de las claves para el éxito organizativo pero en 2018 vemos que es mucho más que eso: es un imprescindible para la supervivencia de la empresa.

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